Todos sabemos lo que se siente recibir una de esas llamadas incómodas en donde te quieren vender insistentemente algo. Esta es la forma más conocida de telemarketing y la peor forma de marketing.
La última experiencia que tuve con este fue hace unos meses, en donde me llamaron por enésima vez de una empresa de telefonía para ofrecerme uno de sus mil planes "buenísimos". La conversación fue algo así:
-La llamamos para ofrecerle el plan XX.
-No gracias, no es primera vez que me llaman, no deseo ningún servicio, no me llamen.
-Ah, parece que está ocupada, la llamamos luego.
-¿Qué? Le estoy diciendo que no me llamen.
-Señorita, parece que está ocupada, la llamamos luego.
Terminé colgando el teléfono como, creo yo, todos terminamos haciendo.Y es que como consumidores no nos agrada que la publicidad nos interrumpa en la mitad del día a ofrecernos algo que no buscamos y mucho menos por vía telefónica. Además, en la coyuntura social de inseguridad que nos encontramos, uno ya ni sabe si el que llama es de la empresa que dice ser.
El telemarketing, a pesar de ser una forma de marketing de bajo precio, contiene un costo de cambio inevitable. Es decir, si molestas a tu consumidor con una llamada incómoda lo más probable es que la próxima vez, este elija a la competencia, ya que estará cansado de recibir tus llamadas o en todo caso tus correos electrónicos.
Felizmente, ahora con las redes sociales y prácticas más creativas de fidelización, las empresas tienen la oportunidad de estar con sus consumidores sin agobiarlos. Además, gracias al aumento de leyes de protección al consumidor se han logrado disminuir esas llamadas incómodas.
Esperemos que en un futuro esta forma de hacer marketing desaparezca, especialmente en los rubros de banca y telefonía que es donde más se usan, pues esto significará que estas empresas por fin estarán entendiendo a sus consumidores.